martes, 30 de diciembre de 2008

SIN TITULO.

"Siempre ha gozado el genio de la libertad
de burlarse sin temor de las cosas humanas"
Erasmo de Rotterdam

Atravesar, ir a otro lugar que no es el de nacimiento, cruzar el puente y levantar la mirada dejando atrás las montañas que a veces parecieran inexpugnables barreras que no permiten ver el horizonte… escribir en el tiempo con el color de la osadía; esa que se atreve sin miedo a levar anclas con rumbos desconocidos . Conquistar el desierto de las mil preguntas, buscarse ansioso en los ojos de otro que no quiere ver, arrojar al aire el aliento de la voz que comunica un susurro de latencias incrustadas en la memoria frágil del anciano que ya no se permite sonreírle a la muchacha de fina cintura y ojos color de almendras.
Hemos trazado un puente para atravesar el delicado abismo de la diferencia, soñamos distinguiendo como diría Bloch “entre los sueños nocturnos, los sueños regresivos, los sueños que no llevan a ningún sitio y por otra parte los sueños que tienen razón”, por lo tanto creo que hay irrealidades portadoras de realidades y es el soñar despiertos lo que nos conduce al porvenir. Es por eso que frente a la antiutopía de nuestra vida cotidiana en la gran ciudad vislumbro que solamente el arte nos permite referenciar otros mundos posibles, encontrando en el camino de la historia, otros humanos que trabajan crecientemente bajo la óptica de la anticipación fundando su accionar en la decisión de que las cosas no ocurren por sí solas.
Fue así como uniendo voluntades y soñando bien despiertos entrelazamos una palabra que pareciera estuviese en vía de extinción: SOLIDARIDAD; representada está en la imagen de una mujer cubana que irradia toda la fuerza de su pueblo: Roxana Pineda Labairo, y junto con ella visionamos lo que hoy es una realidad, un proyecto de doble vía entre los artistas plásticos cubanos y sus pares santandereanos, que bien tuvo Jorge Torres en llamarlo PUENTES DE AZUCAR. Hacerlo posible me llevó nuevamente a reconocerme en las palabras que el gran Italo Calvino puso en boca de Marco Polo en las Ciudades Invisibles: ‹‹El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es riesgosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y dejarle espacio››.

Jaime Alfonso Lizarazo Bautista. Curador del proyecto.

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